martes, 31 de mayo de 2011

Él ya no avisa cuando llega




Hace frío. Él ya no avisa cuando llega y yo ya no cruzo mirando el semáforo. Las navajas que cepillan mi escalofrío me tienden trampas llenas de cianuro.
Él ya no avisa cuando llega y yo me vuelvo cartas en cursiva. Un rulo que se enrula cruzando la calle que amenaza. Algo que todavía no llega y entre pasos intenta lucir un color que nunca existió.
No sospecha desde el viento algún error fatal. Revuelve en sus libros un indicio de libertad. ¿De qué se quiere librar si es el viento, si no sospecha desde sí? Le pregunta a los segundos que pasan si lo saben, antes de que se extingan en crujidos suaves. La esquina lo bosteza. Yo cruzo sin mirar.
El miedo motorizado, la duda que no sabe si esquivarme, él en la espera y un hechizo de escarcha que conjura agudos de ciudad para acribillarme.
Qué dicotomía, pienso y muero. Acabarse acechando su vida, mas cual ráfaga mortal me entrego a pisar fuerte y cruzar. Entonces sus libros se vuelven la balanza que me sentencia, en sus ojos Osiris, y en mis dedos un juicio que dicta entre párrafos de un escriba, que este es el final.

domingo, 29 de mayo de 2011




Lo bien que te queda el frío.
Vestime de pijama con los colores de todas las Lunas.
Lo Increíble de tu existencia.
vayamos a bailar.

lunes, 9 de mayo de 2011

Anilina




Sin proponerme a ser palíndromo de la lluvia,
si no, lo que Roma es al Amor,
Contengo la anilina de un orar,
de ranas que me van a sanar.

Es el suicidio de un perfume al que se le
descascara la pintura,
no así el odio que escucha con ternura.

Pero una luz azul
(y sé verla al revés)
llena de alas la sala
(ella te dará detalle)
Sos mi aneja ajena.
(sos mi luz azul,
un ojo rojo)

domingo, 8 de mayo de 2011

borradores.

25/04/11
Arcadio se balanceaba en la escalera y su barba se enredaba entre los escalones. La biblioteca siempre me había resultado una pecera de madera, una especie de arca de letras. El viejo se desenredaba y me gritaba ''Arquetipos, qué te pensás?'' bajaba un escalón y entonces ''te pensás que solo de eso trata la vida?''
Yo no le respondía, lo único que me mantenía ahí era el libro que la otra vieja me había mandado a buscar, y no veía la hora de que el maldito libro apareciera y pudiera irme a


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29/04/11
A Rocío.


Siete colores pálidos cerruchaban la noche. Rocío, una conmigo, pero no una consigo, no una en sí, me animaba a caminar. Yo estaba asustada porque las ventanas de las casas me miraban feo, y la luz de los postes no hacía gracia a la jornada.
Ella me contaba cosas mientras parecíamos buscar la parada del 92. En algún momento tendríamos que volver a casa. Me contaba sobre una casa grande, con una montaña y un mar cuadrado en su interior. Una suerte de mar de jardín.
La soledad tenía gusto a morfina. Y digo la soledad porque sabíamos que en estabamos solas en la calle, que la ciudad dormía, pero no a un nivel que pudieramos darnos el lujo de acceder.
Encontramos una casa abierta. Bastó mirarnos para decidirnos a entrar; la complicidad era algo que teníamos impregnado. No había nadie, sólo muebles que se extrañaban de ver expresiones diferentes de un segundo a otro. Estornudando polvo salimos de la casa, y entramos en la de al lado, que también se abría para nosotras. A mí no me gustaba quedarme mucho tiempo dentro, sentía que


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31/03/11

En la pared habías escrito que eras mediocre. Era mucho mejor decirselo uno mismo que escucharlo de alguien que duela. Las paredes de tu habitación siempre te habían transgredido el cuerpo como un lúdico espejo. Siempre con carnaval, y con lo amargo de la cerveza.
Era ahí, donde fumabas los problemas para que queden zurcidos en la borra de la niñez. Estabas grande, Tomás. Eras grande. Te diste cuenta de eso cuando con 19 años, te llamaron Señor. Que le alcanzara la pelota, Señor. Y te quedaste de pie frente al vocativo, y ¿Qué tenías de pibe ya? El joven imberbe no existía desde los 15, eras tan viejo como el cuadrado de todas tus sombras. Ya no tenías cuatro patas de día, ni dos por la tarde, desde entonces tenías tres en todo momento. Quien hubiese podido quitarte ese adolecer.
Te fuiste quedando solo porque nadie quiere teñir su adolescencia de gris, no garpa, entendés?


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20/01/11
No importa cuan ocasional o furtivo sea el verte. Voy a hacer la clásica mención de que me alcanza con saber que existís, pero encontrarte marchando por algo que fue, y es un ideal, marchando, verte así, no deja de tallar las pulseras en las que te guardo.

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28/03/11
Un día, como todos, descubrimos que eramos gatos. Y digo como todos porque a todos se nos chispotea el felino alguna vez.
No hace falta que le diga algo. Entiende lo que quiero y se trepa por mi oreja, mordiendo el suspenso de verlo llegar a mi nariz; poco me importa que caigamos en un abismo verde pasto. Poco me importa expresarme bien o mal a su lado, si total el único idioma, es sentirse en los labios, maullarse en la cara.
Que maulle mi nombre.
Para que pueda ronronear.
Mirá, si mordiendo su cuello me invita a jugar, regalo mi té para poder llenar las tazas de su perfume.