lunes, 7 de febrero de 2011

Redundancia en cuadros.



¿Cómo hago para que veas su vida en cuadros? La animación de su cárcel alada.
Ella se corta el pelo temiendo al reflejo. La tijera empieza a desafiarla, a qué no, a qué sí. A qué no te animas a decirme que podés. Entonces el pelo cae sobre el puente de su espalda, dobla en sus caderas y muerde el piso para saludar al frío del suelo. Redundante se entrega a alguien que está conociendo de nuevo.
El gato que vive otras vidas mientras sueña a ser ajedrez. El ronroneo de lo que no fue, el llamado en espera y un maullido que compone un porqué.
Y todo encastra en un rompecabezas que se desarma, las piezas están donde tu alma.

En otra habitación la redundancia le dice en voz muy baja « Entrá adentro, hablame sobre tu partitura musical, resumime brevemente la puerilidad del niño ese que va, ese que sale afuera de tus palabras, que sube arriba de las desgracias»
El niño se desliza como el pelo. Cae redondo de boca al suelo, patalea porque le duele, no llora porque no debe, y ahí es cuando me descubre, arrinconada, metida en un cajón.
Yo recito solemne un himno que jamás escuché. Encuadro escenas que nunca vi cometer, pero escucho como se corta el pelo, como el gato parafrasea su último ronroneo, como la redundancia se para y viene hacia mí, como de repente me sopla en la nariz diciendo ''cerrar lo cerrado'' y como me encajona en este cajón, donde me convierto en una hoja de afeitar razones.
Aun las cosas guardadas en cajas se llenan de polvo.



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saluditos!

PD: le dije a alguien muy querido que mi siguiente entrada iba a ser otra. Te pido disculpas, te prometo que la próxima será.