jueves, 20 de octubre de 2016

Miércoles negro.

Estamos cambiando la historia.
El 3 de junio del 2015, en Argentina vivimos una concentración masiva en las calles al grito de "Ni una menos". Día histórico para el feminismo argentino. Nunca las calles estuvieron tan repletas por la lucha contra los femicidios, contra la violencia patriarcal.
Éste año repetimos el #Niunamenos el 3 de junio, de nuevo. Y ayer, volvimos a copar la ciudad. No solo la de Buenos Aires o la de Mar del Plata (ciudad en la que Lucía fue cruelmente asesinada y violada), no sólo Rosario (sede del último encuentro nacional de mujeres acontecido hace dos semanas atrás), ciudades de toda Latinoamérica se solidarizaron con nosotras. Con Lucía, con todas las compañeras que nos fueron arrebatadas.
Fue un miércoles negro. En Buenos Aires, el cielo lloró las muertes de todas, toda la jornada. Y nosotras de luto, encarnamos el negro más sombrío. Pero hay un componente "contradictorio" en éstas marchas. Y es que lo que nos convoca es atroz, pero nada nos da tanta satisfacción como encontrarnos en las calles, juntas, unidas, combativas y organizadas. Les juro que no hay nada que nos dé la misma fuerza como reconocerse en los rostros de miles de mujeres que luchan por liberación de todas y cada una. Porque hasta que todas no seamos libres y tengamos los mismos derechos, no vamos a parar.
Mientras marchaba en medio de la lluvia, recibí un mensaje de una compañera española, Ángela, que desde el otro lado del océano nos estaba acompañando. Sentí la unión del colectivo a nivel internacional. Supe, que en todas partes del mundo, en simultáneo aunque separadas, pero juntas estábamos luchando.
El recorrido es largo y mientras tanto el Estado que ya nos había abandonado, parece alejarse aún más. Mientras tanto, nos siguen matando y el opresor, al sentir el ruido de nuestras cadenas romperse, nos pega con más violencia.
Pero estoy convencida de algo: Somos miles, somos semillas, somos rebelión y el fuego que da vida a las revoluciones.
Latinoamérica es feminista y la sororidad es nuestra herramienta más útil.
Sigamos luchando.