viernes, 30 de junio de 2017

Me gusta cuando las canciones que me gustan son largas. Así no tengo que darle replay demasiadas veces o menos de lo que tengo que hacer cuando duran dos miserables minutos.
Me gusta tambíen tratar de descubrir cosas. Ver cómo las personas pueden llevar existencias donde no se sienten avasallades por la ansiedad y sus días no se tratan de relatar sobre qué hecho les hizo casi llorar, llorar o desesperarse hoy.
Me hace bien ver a mis compañeras de clase. Son mujeres fuertes y diversas. Y me nutre mucho escucharlas ser. Ampliar mi punto de vista mediante el horizonte de otre. Pero inevitablemente no puedo dejar de sentir vergüenza por todo lo que soy y todo lo que hago. Entiendo que decir que ''no puedo'' algo es el primer paso para HEY, NO PODER HACERLO. Pero fuck that, realmente no puedo evitar el ir a cursar y todos los días en algún momento sentirme morir. Frustrarme hasta lo más hondo y que se me llenen los ojos de lágrimas cuando veo mis trabajos.
Y escribir todo esto no sé hasta que punto no me hace sentir más rídicula. Tampoco puedo evitar pensar que hay cosas tanto peores y blah, ni siquiera puedo hacerme cargo de mi boludez y un poco también tendría que poder entender que citando a mi abuela " a cada perro le pica su pulga". Pulgas de mierda. Pero pulgas que son mías y me rompen el ovario.
No existe un método que me dé autoestima perdurable.
Porque el método que necesito no es un método racional de 5 pasos. O 10 o 20, pero de una cantidad de pasos que me asegure un bienestar.
Estoy agotada de existir entre transiciones. Y la verdad es que sería tonto no reconocer que pasaron demasiadas y que soy y estoy diferente. Pero yo no puedo disfrutarme. No puedo permitirme nada. Lo único que creo que hago bien es insistir en ir a la facultad cuando eso (aún) me hace mal en un porcentaje considerable. No es todo el día, pero todos los días, me siento terrible.
Quiero conocerme sin miedo. O quisiera poder aceptar que el miedo no se va a ir nunca y yo solo tengo que sortear así la vida. Que la manera que tengo de vivir o medianamente hacer lo que me gusta es sí, llorar o desequilibrarme cuando ciertas cosas pasan. Y con suerte, tal vez algún día dejen de pasar.

Hoy no es el dia en que dejan de pasar y yo falté a la facultad, de nuevo.
Pensé que esta era la semana en que POR FIN iba a ir los 5 días completos, pero ja, no, ni ahí.
De nuevo me echo en cara que no puedo ser como debiera y como me exijo.
De nuevo, de nuevo y repetidamente, tantas cosas...

viernes, 12 de mayo de 2017

Amamos a quienes nos recuerdan lo bello de ser sensible

miércoles, 3 de mayo de 2017

Te juro, amor, que antes podía recordar fechas,
antes podía y quería
tratar de hacer un ritual
con esos días que supe reconocer como especiales.
Días que tenían colgados significantes en el ténder de la ropa limpia y perfumada.
Y hoy, será el tiempo,
(¿vos decís que es el tiempo?)
será que sólo hay arañas tejiendo mis cuentos.
Y no me preocupa demasiado
verlas multiplicarse,
ya no me desespera tanto
esa convención que llamamos
reloj
vida
nacimiento
resurrección.

jueves, 13 de abril de 2017

Tomar el mate amargo. Bien amargo.
Tomarlo sin cara de asco, como esa que poníamos de chicxs.
Tomar el mate amargo como entrenamiento para la vida.
Amargarse. Hacerlo hasta la médula y sentir el pecho caliente.
Cebarse otro.
Contemplar la nada mientras le das el último sorbo.
Perderse en una melancolía en un principio ajena, pero de la cual te apropiaste.
Cebarse otro,
cebarse otro,
cebarse en otro...
perderse
en
el
último
sorbo.