lunes, 21 de septiembre de 2015

La virgen de Insuperable

Me cuesta mucho desprenderme de la idea de que tengo que poder con todo.
Pienso que todo el tiempo tengo que estar dibujando para poder llegar a ser una gran artista. Y si no me mato, si no transpiro sangre por eso, no estoy haciendo lo suficiente. Claramente ni me he matado (aquí me tienen, todavía en el hades no hay wi-fi) ni lloré sangre porque de ser así, ya me habrían consagrado como la virgen de villa insuperable.
Ocurre que me suelo sentir bastante mal por esto. Porque además, para mí, todo lo que hago es horrible, jamás tendrá algún sentido para alguien, ni va a conmover a ningún alma. Es un sentimiento bastante de mierda. Emparentado directamente con las sensación de culpa de no estar matándome todo el tiempo.
Y yo sé que hago lo que puedo. Pero a veces lo que puedo no es lo suficiente. Creo que, de hecho, nunca lo es.
Sin embargo, hay días como esta mañana, que siento que puedo disfrutar de desayunar 3 tostadas, de pintar un rato antes de cocinar la mejor tarta que me hice hasta ahora, y finalmente actualizar mi blog antes de ir al psicólogo. Se siente bien y las exigencias del universo kármico y estudiantil parecen no importarme.
Tengo ganas de brillar, de sentirme abrigada desde mi propia luz.
Y muchas veces me castigo y dudo. Se hace muy dificil poder alcanzar cualquier meta cuando es así.

No sé. Tengo que creer. Tengo que creer en mi infinidad para no ahogarme.
Hay mucho por recorrer. Solo espero estar a la altura, y por favor, si me ven llorando sangre, diganme que soy una pelotuda y que me voy a morir desangrada.

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