lunes, 14 de diciembre de 2015

germinar

Fui a la plaza.
Por primera vez en mi vida ver a la bandera flamear sobre la rosada significaba algo. Lloré cantando el himno, porque quizás jamás me sentí tan argentina. Festejé a Evo Morales porque sentir en la piel la hermandad latinoamericana me erizaba el corazón.

No queda otra que resistir. Todos los días aparecen nuevas noticias y frases terribles de este nuevo gobierno. La represión está acechando todo el tiempo. Cultura es mala palabra. Y yo sí voy a hablar de enemigos, no me uniré jamás a alguien que tiene un desprecio enorme sobre las minorías y los derechos humanos.
No voy a ser cómplice de una revolución de la alegría. Alegría solo sienten los que se llenan los bolsillos a costa de todo un pueblo. A la gente le gusta el marketing y sentir que podemos ser como Estados Unidos, como Europa, ese síndrome cipayo que no los deja ver que no hace falta que haya banderas ajenas para que colonicen sus mentes y sus actos.

Podrán censurarnos, pero el arte será eterno.
Es la voz que quedará cuando ninguno de nosotros quede.
Es la semilla que germina contra toda adversidad.

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