miércoles, 31 de agosto de 2016

Cuánto cuesta reconocerse las cosas.
Aceptar que hiciste bien lo que hiciste.
Quererte.
Por una vez, quererte.
Sentís el cuerpo extraño, no es la misma lucha que antes, porque ya pasaste la lucha de no querer morirte...
Ahora estás luchando porque querés estar bien.
Y las ganas terribles que tenés de boicotearte,
(tantas ganas como da la abstinencia de las drogas más adictivas)
Pero por alguna razón, hoy seguís entera.
Suspirando en vez de llorar abrazada a una almohada,
un peluche,
algo que se parezca a La Molly,
a la Molly.
No tenés ganas de morirte.
No te estás consumiendo por dentro.
Hace miedo en los ojos y sobretodo en un pecho explotado.
Pero con la primavera llegan las flores
y el frío de mutilarse las ganas de ser
no parece tan frío,
porque ya no lo es.

No hay comentarios: