lunes, 22 de junio de 2015

confesiones de invierno

Confesiones de invierno.
Muchos días me cuesta convencerme de que este camino (arduo, jodido, lleno de conflictos que curten mi ser) es el correcto. Me caigo a menudo, y por más cliché que sea, obviamente levantarse cada vez cuesta más. Quererme, carajo, me cuesta más. Pero cuando después de haberme roto la cabeza durante dos semanas logro armar la imagen que busco, codificar el mensaje, me siento libre. Realizada, feliz y hasta quizá orgullosa de haber persistido.
Porque de eso se trata el arte, al fin y al cabo. No rendirse. Todos cantamos, escribimos y dibujamos desde pibes. Y en el medio, vaya a saber qué mierda pasa que lo dejamos de lado. Opté porque no me pase. Cada día me aferro más a mis colores y encuentro ahí la resolución de todo mal.
Creo porque quiero que alguien se sienta menos solo.
Creo porque crear es la magia elemental.
Y mientras mis manos se vuelven más duras y mis ojos, toboganes de ojeras, mi alma sabe más que nunca que la sensibilidad no es debilidad. Es la fuerza que mueve a los cuerpos.
La fuerza que trasciende la voz.
La conciencia más pura de sabernos más que materia y entonces comprender que lo mundano puede fallar.
Es transformar lo que nos es dado.
Es el camino que elegí.

1 comentario:

efe dijo...

como dice una buena canción, qué es el arte? es simple, arte es disfrutar. tan simple y complejo como eso. vamo' los pibe!
un saludete!